domingo, 24 de enero de 2010

DÍAS DE VINO Y ROSAS

Es uno de los títulos más  llevados  al cine y al teatro.
  Estos días he tenido la oportunidad de ver esta obra  en el teatro,  representada por dos magníficos actores, aunque  en esta ocasión no le han dado  suficiente intensidad a los personajes  en los momentos más álgidos de la representación. Yo diría que su dulzura fuera de escena transciende en el escenario por encima del personaje.

Puede ser que en mi opinión, haya  podido influir la magistral interpretación que hizo Jack Lemmon del protagonista en el cine, donde aparecía   arropado por otros actores que  potenciaban la fuerza del personaje  mientras estaba sumido en el síndrome de abstinencia. 
Sé que nunca se deben hacer comparaciones entre teatro, cine o literatura porque cada manifestación de arte usa su propio lenguaje, pero es inevitable que  te venga a la mente el libro que has leido o la película que has visto o la obra de teatro a la que has asistido, cuando estás metido de lleno en cualquiera de las representaciones de  la misma obra.

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